Reescrito ADAM [9/x]
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Reescrito ADAM [9/x]
Bueno... esto de escribir no es mi hobbie favorito pero aquí tenéis.
Me faltan trozos de la historia porque no se como acabarla, si tenéis sugerencias enviadme un correo y si queréis os puedo hacer un personaje a vuestro gusto. Esta es la historia de todos. Si cambiaríais cosas de la historia me lo podéis comunicar y si veis algún que otro error también ^^
Título: ADAM
Autora: Neki Aoinu
HISTORIA DE DENIS:
Me faltan trozos de la historia porque no se como acabarla, si tenéis sugerencias enviadme un correo y si queréis os puedo hacer un personaje a vuestro gusto. Esta es la historia de todos. Si cambiaríais cosas de la historia me lo podéis comunicar y si veis algún que otro error también ^^
Título: ADAM
Autora: Neki Aoinu
HISTORIA DE DENIS:
- ''Madrugada del sábado'':
- Denis estaba sumido en la oscuridad boca arriba y con las manos en la nuca, reposando encima de su cama. No paraba de preguntarse el porque no podía dormir aquella noche, que era lo que le preocupaba. Todas esas preguntas daban vueltas en su cabeza como un carrusel. Se incorporó sobre la punta de su cama y se frotó los ojos con los puños haciendo que sus retinas producieran colores y formas. Fue hacia la cocina. Su casa no era gran cosa. Era un piso estrecho con habitaciones pequeñas y oscuras que transmitían una sensación de soledad y rectitud desagradable. La cocina era grasienta. La campana extractora estaba rota y el tiempo había acumulado la grasa sobre los muebles. Abrió la nevera, bebió un trago de zumo por aburrimiento y seguidamente sacó una caja de cigarrillos de su bolsillo y encendió un cigarrillo con el encendedor del armario de las especias.
Tenía la mente nublada de pensamientos, ideas, proyectos, tareas pendientes e imágenes incompletas y desordenadas y eso le frustraba así que le dio otra calada al cigarro tratando de evadirse aunque solo fuesen unos segundos. Eso no le evadía por lo que lo apagó y lo volvió a guardar en la caja.
Denis era un chico bastante introvertido. Tenía compañeros pero nunca había propuesto ningún plan social con ellos, nunca tenía iniciativa i se limitaba a seguir lo que ellos querían. En el fondo era muy distinto. Quería cambiar el mundo, tenía una ideología política anarquista y tenía varios proyectos utópicos en mente aunque no tenía claro si alguna vez se podrían realizar. Le gustaba dibujar todo tipo de dibujos y todo lo relacionado con el arte pero nunca le había dado suficiente protagonismo en su vida ya que él siempre había deseado ser informático, programar juegos y ese tipo de cosas. Ahora estaba haciendo segundo de bachillerato tecnológico y por suerte ya era fin de curso. El verano estaba por llegar y él no tenía ningún plan.
El mundo le veía como un chico insulso y apagado, nunca se había planteado cambiar porque pensaba que su forma de actuar era un filtro de la gente demasiado superficial para su gusto. Estaba en contra del sistema político del estado pero tampoco había estado nunca en ninguna manifestación. Prefería pasar desapercibido y guardar sus opiniones de forma que nadie las pudiese criticar ni juzgar. A pesar que nunca había tenido novia muchas chicas se habían enamorado de él a lo largo del tiempo, idealizaban sobre lo que hacía en su tiempo libre y como se comportaría con una chica. Él era hijo único cosa que no le importaba y nunca le había importado.
A Denis le gustaba el hentai, lo veía un arte como cualquier otro.
Esa misma noche había estado hablando con una chica por internet. Ella era increíble. A sus 15 años tenía la mente distinta a la mayoría de personas de su edad. También tenía una idea de la vida bastante parecida a la de Denis.
Apartó de su mente todos sus pensamientos y percibió una brisa agradable que le condujo a salir al balcón. Aunque su casa era una ruina no se podía quejar de las vistas. Tuvo la sensación de ser superior al mundo. Se quedó un momento observando los semáforos y sus intervalos de tiempo, los coches y sus intermitentes, la gente que a esas horas paseaban a sus perros... A Denis le gustaban las hojas de los árboles moviéndose casi al unísono al encontrarse con el viento. Ese sonido era relajante de modo que cerró los ojos y un escalofrío invadió su cuerpo, eso sí le hizo evadirse. El claxon de un coche lo sacó de su paz. En el comedor, se tumbó de nuevo en el sofá y encendió la televisión con el mando. A esas horas solo daban cosas de tele tienda. Al rato se quedó dormido entre pensamientos absurdos.
- "Sábado por la mañana":
- La luz cegadora típica de los sábados le había despertado. Una vez se había duchado, desayunado y vestido se encontraba frente al ordenador con cara pensativa y a la vez seria.
De pronto su móvil empezó a sonar. La voz de Pau, su mejor amigo le dejó más tranquilo y para sus adentros pensó que quizás debería escribir sus contactos en el teléfono.
- Ey, Denis ¿te vienes a la playa de Ocata esta tarde a las 5?
- Mmm... No tío, no puedo he de estudiar que ya queda poco para acabar el curso y hay que apretar...
Denis sabía que no pintaría nada allí porque Pau últimamente nunca quedaba con él a solas.
- Bueno pues ya nos veremos...
Al colgar, Denis tuvo un sentimiento de culpabilidad pero en segundos se auto convenció de que hoy no tenía ganas de quedar con nadie, que una mentira como esa no hace daño a nadie. Igualmente nadie le echaría de menos. Cogió de su estantería un cómic manga, más concretamente Death Note. Se puso a leer. Sus párpados se cerraban por culpa de la noche pasada. No podía concentrarse así que cerró el libro y lo dejó encima de la mesa. Sus padres se habían despertado a causa de su voz cuando hablaba con Pau por teléfono. Su madre asomó la cabeza por la puerta.
- Buenos días Denis.
- Buenos días mama. ¿Cómo has dormido?
- Bien...-. Dijo su madre con cara demacrada.
- No lo parece.
Su madre cerró la puerta para ir a preparar su desayuno. Denis se giró de la silla de ruedas y apoyó los codos en el escritorio. Decidió salir a la calle. Cogió el móvil, los cascos, sus llaves, dinero y se despidió de su madre que ahora estaba tomando un café con leche con galletas.
Tenía una canción metida en mente y durante el trayecto a ninguna parte la iba tarareando mentalmente. Cuando ya se había alejado medio quilómetro de su casa, se encontraba en el centro de la ciudad. A lo lejos vio una silueta femenina que le resultaba muy familiar. La silueta se giró y se quedó parada unos instantes como si estuviese escaneando a Denis. Ella era Marina y ahora estaba acercándose hacia él.
- ¡Denis, guapísimo!-. gritó como una loca.
A Denis le hubiese gustado que se lo tragara la tierra, Marina era su peor pesadilla. Era una chica demasiado abierta y eso a él no le gustaba. Siempre hablaba muy alto y se reía a carcajadas para llamar la atención. Por suerte ella no estaba, ni ha estado nunca, interesada por él.
- Denis cariño-. dijo Marina mientras se le acercaba al rostro con la intención de darle dos besos.
Denis se apartó y le estrechó la mano.
- Mira que eres tímido, ¿eh?-. dijo ella agarrando su brazo.
- Marina, si no te importa tengo prisa...
- ¿Dónde vas?
- Esto... bueno a hacer un recado.
- ¿Qué recado?
- Tengo que ir a... comprar... unos libros.
- Pero si ya se va a acabar el curso.
- No, no. Son para mí.
- Ah...-. dijo ella encogiendo los hombros.
Se hizo un silencio incómodo.
- Adiós Marina-. dijo él fijando la vista en el suelo.
Dejó atrás a Marina y suspiró aliviado, se ponía muy nervioso relacionándose con conocidos.
- "Lunes":
- Eran las 11 y él estaba con Pau. Estaban frente a la puerta del instituto hablando sobre música y, por primera vez desde que se conocieron, ambos se dieron cuenta de que a pesar de su amistad tenían pocas cosas en común. Dejaron de hablar y Pau se dirigió hacia otro grupo de gente, esa gente que Denis veía desagradable y superficial. Ellos se estaban fijando en él y le miraban mal. Denis pensó en lo solo que estaba, Pau era la única persona que tenía de su parte aun que este día estaba comportándose de forma distante. Sonó el timbre del instituto anunciando a sus alumnos la hora de volver a clase.
Era clase de castellano y a él se le estaba haciendo eterno.
Se notaba cansado, no había almorzado nada y tenía mucha hambre.
A la hora siguiente el profesor de tecnología no había venido y tenían clase libre. Denis aprovechó para estudiar mientras los demás hablaban y escuchaban música sentados encima de las mesas. Pau estaba con ellos, riendo. Denis sabía que hablaban de él y casi al instante empezaron a tirarle cosas y a reírse de él. Se estaba controlando pero en el fondo tenía muchas ganas de matarlos a todos de una forma muy torturante incluido Pau que en vez de defenderlo como ''amigo'' ser reía a carcajadas solo por quedar bien delante de sus nuevos amigos. Solo de pensar que Pau le había estado traicionando estos últimos días, empezó a temblar de ira, notaba mucho calor como si tuviese la adrenalina a flor de piel y tenía ganas de chillar. Se levantó de la silla tranquilamente reprimiendo su rabia. Al girarse un papel se precipitó contra su cara y aun y así aguantó las risas.
- Dejad de tirarme cosas, por favor. Trato de estudiar.
- Trato de estudiar.- dijo uno de los insurrectos con voz burlesca.
De pronto todos soltaron una carcajada repelente y semi forzada casi al unísono. Aquello era el límite. Ya había acumulado suficiente respeto durante mucho tiempo y aun que no quería ponerse al nivel de esos hijos de puta les debía dar una lección. Denis empezó a avanzar. Cada paso le daba más fuerza que el anterior. Su ello, que siempre estaba reposando en el fondo de su mente, empezaba a despertar haciéndole sugerencias macabras. Las risas de esos clones resonaban en su cabeza haciendo un eco y eso estimulaba a su ello.
Apretó los puños y los dientes y esbozó una sonrisa macabra indefinida con rasgos nerviosos. Denis cogió una silla y la arrojó como si nada contra ellos. Las reacciones fueron inmediatas, todo el mundo se volvió en su contra. Empezaron a reírse de él y a insultarle tratando de tocar sus puntos débiles. Ahora Denis se veía capaz de cualquier cosa, le hervía la sangre y su puño se precipitó en la nariz del primero que pilló. Eso le hizo sentir un gran alivio que le incitó a hacerlo de nuevo. Todos los alumnos se encontraban a su alrededor y soltaron una exclamación. Su superyo le suplicaba que parase y que se disculpase antes de que se complicaran más las cosas pero Denis ignoraba a su parte racional así que volvió a darle un puñetazo a su compañero, esta vez en la mejilla. Gritaba cosas que ni él entendía, no sabía muy bien con qué afinidad lo hacía, es más... ¿en qué se había metido? Sabía que estaba actuando mal pero en el fondo le gustaba. Denis recibió un puñetazo. Su ira aumentaba y delante tenía a su ''amigo'' Pau. Denis sonrió malévolamente y empujó a Pau.
- ¿Qué coño haces?- dijo Pau furioso.
Pau le empujó contra el cristal de la ventana que se convirtió en mil pedazos. A Denis le empezaron a saltar las lágrimas y no entendía porque. Un profesor apareció sobresaltado por todo el panorama que se le presentaba e intentó separar a Pau y a Denis pero fue en vano. Eso hizo reaccionar a Denis y se dio cuenta, por fin, de que lo que estaba haciendo era una locura. Dejó atrás la pelea corriendo hacia la salida del instituto con la certeza de que nunca jamás volvería a entrar a ese antro lleno de gilipollas. ¿Qué coño estaba haciendo? ¡Joder, joder, joder, JODER! se repetía una y otra vez en su cabeza. Inconscientemente sus piernas le conducían a la playa. Su corazón iba muy rápido y le dolía el pecho. Una vez en la playa comprobó el estado de su espalda. Estaba sangrando bastante pero eso no le importaba lo más mínimo. Se sentó en la arena, cerca del mar y reflexionó sobre todo lo que había pasado mientras fijaba la vista en el horizonte.
- Tu mochila.
Una voz femenina le sobresaltó pero Denis actuó como si ya supiera que le habían seguido. Reconocía la voz de esa chica.
- Gracias Marta.- dijo sin dejar de fijar la vista al horizonte.
- Tío, estás sangrando un huevarro ¿sabes?
- Me siento peor psicológicamente que físicamente.
Marta se sentó a su lado dejando la mochila en la arena gruesa. Se creó un silencio relajante y Denis se alegró de que alguien se hubiese preocupado por él o al menos por su mochila.
- ¿Sabes? Yo entiendo porque te ha pasado esto, más que nada porque a mi me pasó en la ESO. Es esa sensación de soledad que tiene uno al ver que los demás van cambiando a su paso mientras que tu te comportas de forma asertiva... es bastante desagradable.
Denis agachó la cabeza tratando de que Marta no le viera el rostro. Ella tenía razón pero él no quería admitirlo.
Marta era una compañera de la cuál había hablado lo justo. Ella le había estado observando durante medio año y él no lo sabía.
- Tienes clase ¿por qué no te marchas?
- Porque quiero ayudarte.
- Nadie te ha pedido que lo hagas.
- Lo hago porque quiero.
- Estoy bien solo.
Denis rebuscó algo en su mochila y sacó el móvil y los cascos. Se puso a escuchar Avenged Sevenfold y se tumbó apoyando la cabeza sobre su mochila. Cerró los ojos para percibir mejor el sonido del mar mezclado con su música.
- Si quieres me voy…
Denis no respondió, se limitó a dar la vuelta haciendo ver que el volumen de la música estaba demasiado alto y permaneció tumbado de lado evitando la presencia de Marta.
- Tenía un grupo de amigos muy grande en mi antiguo instituto y la cagué. Me obsesioné con una persona y le di demasiada atención. Cuando me di cuenta de que estaba sola ya era demasiado tarde.
- ¿Y a mí qué?
- Puede que esto te ayude.
- Yo no necesito ayuda.
- Puede que no si crees que lo que haces es correcto.
- ¡Me importa una mierda lo que es correcto!
- Denis, yo…
Denis se dio la vuelta y su mano se dirigió al cuello de Marta. Empezó a estrangularla. Marta no se quejaba, confiaba en que él no iba a hacerle daño, era una persona demasiado débil aun que aparentase frialdad y dureza.
- ¡Necesito estar solo, joder, cállate ya! – dijo Denis apretando cada vez más.
- Déjame… - dijo Marta con un filo de voz casi inexistente.
Todo eso debía ser una pesadilla. Deseaba que todo eso fuese una pesadilla.
- "Martes":
- Denis llevaba largo rato sentado en la silla de la cocina. Hoy no había asistido al instituto. Tenía la cabeza hundida entre sus brazos que reposaban encima de la mesa. Pensaba en lo tonto que había estado con Marta y el ridículo que debía haber hecho.
Se sentía muy culpable por todo pero en el fondo se sentía algo orgulloso de comportarse de esa manera. Pau le había hecho dieciséis llamadas perdidas a su móvil. Sonó el timbre de su casa. Denis se levantó de la silla y se fue hacia su habitación.
- Denis, ¿por qué no abres?- dijo su madre.
- Estoy ocupado.
Denis cerró la puerta de su habitación de un portazo y se puso los cascos. Al rato se abrió la puerta. Era Pau.
- Hola. – dijo Pau.
Denis no contestó.
- He venido para disculparme.
Denis se levantó de la silla y se acercó a Pau hasta situarse a menos de dos centímetros de su cara.
- Vete.
- Vengo a disculparme, tu también deberías disculparte no crees?
Denis se apartó de Pau y se sacó la camiseta para enseñarle las heridas de su espalda a Pau.
- Mis padres ni siquiera lo saben. – dijo Denis.
Se hizo un silencio espeso. Pau se dirigió a la puerta.
- Si vas a ser así para siempre no vas a llegar a ningún sitio
- Tu tampoco.
- Adiós Denis.
- Adiós.
Denis al oír cerrarse la puerta de la calle se sintió fatal y se tumbó en la cama.
Su amistad con Pau ya había acabado hace mucho tiempo pero ahora ya era oficial.
- "Martes por la noche":
- Denis se había quedado dormido en su habitación. El timbre de su casa le despertó.
- Joder…- murmuró Denis mientras se daba la vuelta y se ponía la almohada encima de la cabeza.
Volvió a sonar el timbre de su casa y Denis, ya harto, dio un salto de su cama y abrió sin preguntar por el interfono quién era el que le había sacado de su sueño. Mientras el ascensor subía Denis aprovechó para fumar. Aquello estaba perdiendo su gracia.
- Hola, perdona por molestar a estas horas. – dijo Marta mirando a Denis a los ojos y estrechándole la mano.
Denis sonrió en sus adentros. Se alegraba mucho de verla y el detalle de estrecharle la mano en vez de darle dos besos le había gustado. De todos modos Denis se giró y caminó hacia su habitación dejando a Marta con la mano en el aire.
- ¿Qué quieres?
- He venido a ver como estás.
- Estoy perfectamente
- Que mal mientes. Hoy no has venido a clase.
- Ya ¿y?
- ¿Cómo tienes la espalda?
Denis se quitó la camiseta y le enseñó la espalda a Marta solo para que se callase.
- La leche… La tienes fatal ¿No has ido al médico, verdad?
- ¿Te importa?
- ¿Pero tu has visto como la tienes?
- ¡Me importa una mierda como la tenga! – gritó Denis.
Marta cogió un cómic manga de la mesa.
- ¡Anda pero si eres fan de Death Note! Yo también lo he leído y me encantó. Incluso hice un cosplay.
Denis estaba malhumorado, quería que aquella loca saliera de su casa pero por otro lado tenía muchas ganas de hablar con ella de lo mucho que le gustaba ese manga.
- ¿Dónde están tus padres? ¿Se han ido a cenar fuera?
- Sí. – dijo Denis tomando consciencia de que estaba solo en casa con una chica.
Marta dejó el manga en la mesa tal i como lo había encontrado y empezó a investigar su habitación.
Era bastante bonita aun que estaba un poco desordenada. Las fundas de la cama eran negras con líneas azules. Las paredes eran azul oscuro y eso le daba al lugar un ambiente interesante. Tenía muchas estanterías repletas de libros en inglés, un escritorio donde reposaba un ordenador portátil atrutinado y un montón de bolígrafos y lápices mordidos. En un rincón de la habitación se encontraba su armario negro de pomos dorados. En las paredes había unos lienzos muy bonitos de colores neutros.
- ¿Estos lienzos son tuyos?
- No. – mintió Denis.
Marta rebuscó entre los cajones de su escritorio y encontró unos dibujos manga muy bien hechos pero no comentó nada sobre ellos.
- Podríamos cenar juntos.
- O no.
Aun que Denis tenía muchas ganas de estar con ella, porque en el fondo le atraía, se negaba rotundamente a todas sus propuestas.
- Igualmente vamos a ver que tienes.
Marta corrió hacia la cocina y abrió el armario de las reservas tras haber abierto casi todos los demás armarios de allí.
- ¡Bingo! ¡¡¡Aquí tienes fideos japoneses y a mí me encantan!!! Yo me quedo a cenar aquí no se como lo ves.
Denis y Marta prepararon sus tazones. Eso era extraño sobretodo para Denis.
Mientras los fideos se calentaban Marta avisó a sus padres por teléfono de que hoy no cenaría en casa. Tuvo una pequeña discusión sobre dónde estaba y al final colgó sin despedirse.
- ¿Sabes? No eres el único con problemas aquí.
Mientras se comían los fideos nadie se atrevió a pronunciar palabra. Denis fue el primero en acabar y al hacerlo se fue a su habitación maleducadamente en signo de desprecio hacia Marta.
Marta soltó un suspiro y se dirigió a su habitación dejando la cena a medias. Denis, como siempre, estaba tumbado en su cama con los ojos cerrados, escuchando música. Marta acercó su oreja junto al casco de Denis y luego sacó el casco de la oreja de Denis y lo puso en la suya. Permanecieron callados hasta que la canción finalizó y saltó a la siguiente.
- Ya has cenado y ya sabes como estoy. Ahora vete.
- Vale pero… antes quiero darte algo.
Marta se acercó poco a poco al rostro de Denis que le miraba fijamente así pudo apreciar su mirada. Había algo en sus ojos que era especial. Su color de ojos era muy característico y bonito. Podría ser que fuera la forma de su iris y la iluminación fría de su habitación. Marta permaneció un buen rato delante de él, examinando sus ojos. Podía sentir la respiración de Denis, su olor también era muy característico y agradable. Marta estaba envuelta en su presencia y despertó de golpe de esa hipnotización retrocediendo. Marta empalideció y haciendo movimientos patosos rebuscó en su mochila. De ella sacó unos papeles. Eran dibujos de Denis. En la parte posterior de uno de ellos había escrito el correo de Marta.
- Esto es tuyo. Te lo habían cogido los chicos con los que te peleaste. Se estaban burlando de tus dibujos. Pfff… con lo bien que dibujas.
- Gracias.
- Por cierto, te he de presentar a Alexandra una amiga mía.
- Ya veremos, adiós.
Cuando Marta ya se había marchado Denis se volvió a colocar el casco en la oreja. Marta era realmente guapa. Sus ojos transmitían optimismo y tenia el pelo muy bien cuidado.
En cambio él tenía una expresión cansada y el pelo desordenado.
- "Miércoles":
- Cuando Denis salió por el portal de su casa Marta le estaba esperando en la puerta de su casa.
- ¿Qué haces aquí?
- Mi casa está cerca de la tuya así que había pensado en acompañarte.
Denis empezó a caminar y Marta le siguió.
Después de un largo rato caminando sin mediar palabra llegaron a un cruce.
- Vamos por la derecha que es más rápido.
- No.
- Sí. Si no habremos de dar toda la vuelta. – dijo Marta mientras Denis sacaba una moneda de su bolsillo.
- Cruz. – dijo Denis sin prestar atención.
Tiró la moneda al aire y la cogió al vuelo.
- Cruz. – repitió él.
- Pues me vas a llevar a caballito. – dijo Marta cogiendo carrerilla.
- Paso, además mi espalda está…
Marta dio un bote hacia la espalda de Denis.
- ¡Yaaargghh!... ¡Joder, mi espalda!
- Lo…lo siento mucho Denis, yo… ¡¡No me acordaba!!
- No te preocupes Marta ya casi no me duele.
Por primera vez a Denis se le escapó una sonrisa sincera y divertida que le cambió la expresión radicalmente. Esa sonrisa la dedicó a Marta que al principio un poco desconcertada acabó devolviéndole la sonrisa. Ella miró la hora.
- Es tarde, vamos tirando.
Los dos se pusieron a andar pero esta vez mirando al suelo. ¿Por qué he sonreído? Seré idiota… pensaba Denis. Marta se sentía extraña. Era raro en Denis sonreír por semejante estupidez.
Al llegar a la puerta del instituto Denis se paró en seco unos segundos. Tenía un poco de pánico por lo que podría pasar aun y así siguió avanzando. Marta observaba sus movimientos dos pasos más atrás con cara de preocupación. Al llegar a clase Marta se sentó junto a Denis ya que seguramente nadie iba a sentarse con él después de lo ocurrido. A medida que los alumnos entraban en el aula Denis iba recibiendo comentarios crueles. Marta respondía a ellos por él.
- ¿Qué pasa Marta, que ahora estás con el rabioso este? – dijo uno de los maleantes insurrectos.
- Podrías decir eso si yo estuviese sentada contigo, inútil.
- ¡Cuidado con quién te juntas, niñata! – respondió.
Mientras el profesor explicaba materia Marta envió una nota a Denis:
“¿Todo bien?” Denis rompió la nota y siguió atendiendo al profesor. Ella no se rindió y volvió a arrancar un trozo de su libreta. La letra de Marta era muy esquemática, poco femenina y difícil de entender, se parecía a la letra de un médico: “¿Hola? A ver si te das cuenta de que quiero ayudarte.” Denis ni se miró la nota. Denis ya había recogido las cosas 5 minutos antes de que el timbre sonara y una vez había sonado se levantó de la silla, cogió la mochila y se la colgó en la espalda. Salió disparado hacia la puerta. Su forma de andar era muy peculiar; siempre llevaba las manos en los bolsillos, iba un poco encogido pero al pararse se erguía y bostezaba como si el mundo y lo que le rodeaba no el importase lo más mínimo. Se estaba dirigiendo a su taquilla y Marta le seguía cuatro pasos más atrás.
- ¡Guapísima! – gritó alguien que se dirigía a Marta.
- Hola Marina. - dijo Marta sin dejar de observar los movimientos de Denis.
- ¿Qué tal?
- Muy bien, muy bien… ¿y tu?
- Super bien, tía. He conocido a uno que esta bueníssimo y se quiere liar conmigo.
Denis había desaparecido de la vista de Marta.
- Qué suerte. Bueno tengo un poco de prisa, luego hablamos.
- Nos vemos ahora.
Marta buscó a Denis por todos los rincones del patio pero no lo encontró. Eso significaba que había salido a la calle. Le encontró por fin en la puerta del instituto, parado y mirando hacia las rejas que separaban la libertad y la felicidad de la primera cárcel en la que los adolescentes se movían como robots. Marta asustó a Denis por la espalda como lo había hecho en la playa.
- Así que te gustan los cómics manga o al menos los shonen.
- Otra vez esta… - murmuró Denis.
Las amigas de Marta estaban en la calle, fumando tranquilamente y una de ellas, Lara, se acercó a ellos dos. Denis se apartó unos metros de Lara haciendo ver que miraba algo en su móvil.
- ¡Hola, cariño! – exclamó.- ¿Qué haces con éste? - dijo con cara de preocupación refiriéndose a Denis.
- Nada, hablar de cosas.
- Ah, ¿y de qué habláis?
- De nada.
- Ah… - dijo Lara observando a Denis. - Ya ves. – añadió.
Denis pensaba: ¿Qué le importaba a Lara lo que él hacía o dejaba de hacer? Él ya sabía que él había creado polémica entre sus compañeros por lo que había pasado, pero creía que Lara era lo suficientemente inteligente como para no meterse en sus asuntos.
- ¡Denis! – gritó Lara con voz estridente.
Denis levantó la vista del móvil y la miró con una expresión indiferente. Lara se acercó a él a zancadas.
- No me mires con esa cara de empanado.
- Lara, déjale por favor. – dijo Marta tras suspirar.
- Tú no te metas. – dijo Lara mirando a Marta. Luego dirigió su mirada a Denis y eso le hizo cambiar de expresión. – Denis, eres un cobarde. Le das un puñetazo a mi novio y luego te escapas. ¿Eres tonto?
- No te importa. – murmuró él.
- Habla más alto que no te oigo, niñato.
- Déjalo, Lara, por favor. – Dijo Marta alzando la voz.
- Eres un hijo de puta. A ver si te controlas un poquito, ¿eh?
- ¡Ya basta, Lara! – gritó Marta al fin.
- No necesito que nadie me defienda, Marta. – dijo Denis manteniendo la calma.
- ¿Ves Marta? Este tío es un desagradecido y un inútil. Yo de ti dejaría de “hablar” con él.
Marta miró al suelo mientras Lara volvía a la calle con sus amigas fumadoras. Empezó a pensar que quizás ella tenía razón y que no valía la pena ayudar a la gente.
- ¿Por qué me ayudas, Marta? - dijo Denis.
- Porque se que lo estás pasando mal en el fondo. Soy tu compañera y debo ayudarte, ¿no?
Denis no respondió. Marta tragó saliva.
- No soporto ver a la gente sufrir. Me gustaría ayudar a toda la gente que sufre pero el mundo es demasiado grande y de momento tú eres el caso más cercano que conozco.
Se hizo un silencio.
- Así que soy un sujeto de tu plan solidario contra la tristeza. - dijo él, quitándole importancia a la situación.
Marta estaba a punto de llorar y se tapó la cara con las manos. Tenía demasiados pensamientos en su cabeza, todo su pasado se le estaba echando encima en forma de ideas pesimistas que se retroalimentaban por momentos.
- Prefiero llamarte amigo. - dijo ella conteniéndose las lágrimas.
- Llámame como quieras pero este mundo es inmenso y siempre va a haber gente triste.
Sonó el timbre. A Denis le hubiese gustado seguir con la conversación. Esa chica, además de guapa, era bastante inteligente, no tenía nada que ver con el resto de chicas que había conocido a lo largo de su vida. A Denis, Marta le recordaba mucho a la chica que había conocido por internet.
- "Miércoles por la tarde":
- Marta estaba sentada en la silla del escritorio de Denis. Él estaba tumbado en la cama como siempre cosa que les recordaba a las típicas consultas de psicología que salían en las películas.
- Este país da asco. – dijo ella.
Él se sentía acogido. Tenía ganas de despotricar toda su ira. Denis se soltó.
- La gente paga hipotecas que no van a poder pagar completamente... Todos necesitamos unos mínimos recursos para sobrevivir pero uno no puede producir lo justo para él. El estado te ofrece millones de productos realmente inútiles, redes sociales, móviles... Esto antes no pasaba. Creces en una mentira porque nadie te explica que es lo que te rodea, nadie te explica como comportarte ni como comunicarte con los demás.
Marta escuchaba atenta con los ojos muy abiertos y casi sin pestañear.
- Los bancos controlan el estado. No me gusta generalizar pero el dinero da el poder y esto pasa la mayoría de las veces. Todo depende de dónde hayas nacido, de tu suerte y no del esfuerzo que hayas hecho. El estado lo que quiere es prepararte para ser su esclavo y sacarte el dinero descaradamente. No te prepara para ver que vives rodeado de corrupción y mentiras porque el estado quiere que no pienses en su sistema, no le interesa que tengas demasiadas habilidades sociales. Y así es la gente; inconsciente y cruel, sumisa y sometida a una tortura constante y rutinaria con la que tienes que convivir para poder sobrevivir. Pero ha de haber una salida alternativa. Muchos se conforman y acaban aceptando la situación pero yo me niego a vivir en un engaño.
Esto afecta a todos desde que nacemos. Al crecer nos empezamos a dar cuenta de todo y cómo lo más fácil y más accesible es conformarse y aceptar las leyes eso es lo que hacemos. Por otra parte hay gente que se da cuenta de la situación y lucha de la manera más legal por sus derechos.
El estado te da salud y educación gratuita pero las condiciones son pésimas ¿Por qué? Porque someten a los trabajadores a muchas horas de trabajo y a cambio reciben poco dinero y para rematar despiden a los que no son funcionarios. Así nadie puede tener oportunidades.
Ah, y también está la relación entre los profesores y los alumnos. Ésta debería ser amistosa pero los profesores están indignados y su trabajo no les motiva. Ya no tienen autoridad ni palabra así que su trabajo es en vano. Por otro lado los alumnos tampoco han estado bien educados. Esto es una falsa democracia.
Marta entendía muy bien lo que Denis sentía.
- Mi teoría utópica se basa en la confianza, en la convivencia y en la confidencia. Hay que apoyarse económicamente aun que para mi el dinero ya podría desaparecer del mundo.
Esto nunca se podrá realizar porque los ricos se van a negar a igualarse a los demás ciudadanos, se van a negar a regalar su dinero. Para eso habríamos de engañar al estado, hacer algo para escapar de sus trampas. Este mundo no necesita dinero, necesita confianza y tiempo.
Se hizo un silencio devastador. Solo se oían los rugidos de los motores de los coches.
- Me he ido por las ramas, lo siento.
Marta reflexionaba sobre todo y ordenaba sus ideas mientras se aguantaba la cabeza con el brazo derecho. De pronto se giró y puso sus manos sobre sus rodillas.
- Hagamos una promesa.
- ¿Que?
- Prométeme que tú y yo cambiaremos este mundo.
- Eso es imposible. No tenemos ideas, ni recursos, ni información, ni tiempo. No tenemos absolutamente nada.
- Encontraremos a gente. Tiempo al tiempo.
La idea era buena, a Denis le atraía. Tras una leve pausa Denis reaccionó.
- Prometido. - dijo él al final sonriendo y alargándole la mano a Marta. Ella apartó la mano y le abrazó.
Denis se sentía aliviado y a salvo. Cerró los ojos e inconscientemente acarició el pelo de Marta cariñosamente. Ella era la chica que buscaba.
- "Jueves":
- Eran las 2:15 del mediodía del jueves. Denis estaba frente su ordenador. Hoy no hay instituto y no he visto ni hablado con Marta... ¡Qué mierda! pensaba Denis. Abrió el Messenger. Marta no estaba conectada pero la chica que había conocido por internet estaba allí, disponible. En segundos Denis recibió un mensaje instantáneo.
"Hola!!" había escrito ella. Denis escribió y reescribió su saludo y al final se decidió responder con un simple: "Hola, ¿qué tal?". La respuesta no tardó en llegar. "Te echaba de menos".
Ella y Denis habían estado hablando muchas veces por las noches sobre todo sobre lo que opinaban sobre la gente, sobre música y sobre mangas. Tenían unas ideas muy parecidas, pero ella tenía algunos rasgos superficiales y se dejaba llevar mucho por las personas que le rodeaban. A pesar de eso, veía a Denis como su dios, su ideología, su religión. Todas las cosas le recordaban a él. Cuando Denis la conoció pensaba lo mismo pero esos últimos días sus ideas y deseos estaban cambiando, Marta se estaba convirtiendo en su guía. "Ya... hace mucho que no hablamos" respondió Denis. Había hecho muchas promesas con ésa chica pero ya no tenían importancia para él. "¿Qué haces?" escribió ella, "Nada, me voy a preparar la comida..." respondió él mientras se levantaba de la silla.
Denis cerró la tapa del ordenador, tenía mucha hambre. Una vez en la cocina se preparó un bol de arroz. Hoy también estaba solo, pues sus padres estaban en el hospital visitando a su tía.
Pensaba en Marta, no podía quitársela de la cabeza. Las chicas no le habían interesado especialmente pero Marta era muy distinta, ella le gustaba. Denis estaba como liberado cuando estaba con ella. Se había separado de Pau y ahora se sentía orgulloso de no haber cogido el mismo camino que él. Denis y Pau siempre habían estado muy unidos. En 3º de ESO Denis le hizo jurar a Pau que nunca bebería y a ser posible que tampoco fumaría pero el tiempo les había distanciado y Pau le estaba empezando a coger el gusto a ser un superficial y un falso.
Cuando ya hubo acabado recogió el bol y lo dejó en el mármol para finalizar la comida engulló un trozo de bizcocho que su madre seguramente había dejado ahí para él. Volvió a abrir la tapa del ordenador. Ella aun le hablaba: ''Ok, ¿cuándo vuelves?'' había escrito ella y tras ver que en minutos Denis no contestaba supuso que se había dejado el Messenger encendido; ''¿Denis? ¿Te has ido? Bueno pues que aproveche". Denis no tenía ganas de hablar con ella así que escribió ''Sí, XD'' y cerró la ventana emergente. Tenía ganas de estar con Marta, tenía ganas de que le volviese a abrazar. Recibió un zumbido. Volvía a ser ella. "¿Qué te pasa? Antes hablábamos más" escribió, "Ya" respondió él. Denis ya estaba cansado y aburrido así que cerró el Messenger sin despedirse, cogió las llaves de casa, su móvil y sus cascos y se dirigió a casa de Marta inconscientemente sin plantearse que quizás a esa hora aun estaría comiendo con su familia.
Denis pulsó el timbre y esperó impacientemente a que la voz de Marta sonara por el interfono.
Alguien le abrió.
- Hola, Denis. – dijo Marta.
- ¿Cómo sabías que era yo?
- Te he visto cuando me he asomado por la ventana, pasa.
Denis se limpió la suela de los zapatos antes de entrar. Él había estado en casa de Marta alguna que otra vez durante la ESO para el crédito de síntesis.
La casa de Marta era grande y amueblada a su medida. En la entrada había una mesa repleta de cuencos con diferentes tipos de caramelos. Denis cogió uno y se lo guardó en el bolsillo.
- ¿Esto es de la cabalgata?
Marta no respondió y le condujo hasta su cuarto. El cuarto de Marta no era ni muy grande ni muy pequeño, lo suficientemente amplio para ella. Las paredes eran blancas y estaban decoradas con cuadros, CDs y estanterías pequeñas repletas de libros y cómics. Al lado de la puerta había un armario pequeño. Denis fantaseó sobre lo que podría haber dentro de él. A su lado había un escritorio largo y estrecho decorado con una lámpara roja, un portátil y protectores para la madera. Encima, Marta había colgado un póster de uno de sus grupos de música favoritos “Gorillaz” y al lado estaba la ventana la cual lucía un estor rojo. Al otro lado de la habitación se encontraba una cama cubierta con una colcha negra con formas blancas, una mesita y un colgador bastante anticuado que contrastaba con el resto de muebles.
- ¿Cómo es que has venido? - dijo ella acabándose el plato de pasta que había encima de su escritorio.
- ¿Comes en tu habitación normalmente? - dijo Denis como respuesta desviando la atención de Marta.
- No.
- ¿Puedo? - dijo Denis señalando la cama.
- Vale.
Denis escuchaba como Marta masticaba mientras él estaba tumbado. El colchón era muy cómodo y pedía a gritos que Denis se quedase dormido sobre él. Estuvo pensando en qué escusa podría decirle a Marta para justificar su aparición por allí.
- He venido a preguntarte una cosa sobre la promesa que hicimos. - dijo él.
- Dime.
- ¿Habrá violencia por medio?
- No tengo ni idea, esperemos ser más inteligentes.
Denis recordó lo sucedido el lunes pasado y en momentos lo apartó de su mente. Él no había venido a casa de Marta para preguntarle eso. Él solo quería estar cerca de ella.
Marta se puso de rodillas sobre la cama al lado de Denis. Él se puso muy nervioso, los ojos de Marta le intimidaban un poco pero eran tan bonitos que no podía parar de mirarlos.
- Denis... - susurró ella acercándose a su rostro.
Creía que estaba soñando, Marta estaba muy cerca de él. Ella acarició su mejilla y esbozó una sonrisa tímida. Marta poco a poco fue acercándose a los labios de Denis pero pasaron de largo y pararon en su oreja izquierda.
- Tu y yo tenemos mucho futuro. Si aprendemos habilidades sociales podremos sacar partido a nuestras ideas con un poco de interpretación.
Denis no estaba demasiado concentrado en sus palabras, se moría de ganas que ella fuera suya para poder darle besos de una vez por todas. Denis no podía aguantar más así que se incorporó y se limitó a abrazarla. Marta rodeó poco a poco con sus brazos la espalda de Denis y se acomodó sobre su hombro. Denis sentía como si conociese a Marta de toda la vida.
- Ojala nos hubiéramos conocido antes. - dijo él mientras seguía abrazándola.
Se abrazaron durante bastante rato hasta que el bolsillo de Denis empezó a emitir un pitido. Era su teléfono móvil y la pantalla indicaba que el remitente de la llamada era ella, la chica de internet.
- Hola ¿Denis?
- Hola, sí soy yo.
- ¿Nos veremos algún día? - dijo ella con un tono más bien violento.
- Estos días estoy ocupado, hay que apretar un poco ¿querías algo?
- Sí. Estoy harta de que sudes de mi ¿Se puede saber que te pica?
- No eres la única persona de mi vida ¿entiendes? Solo eres una criaja.
La chica colgó el teléfono.
- ¿Quién era? – preguntó Marta.
- Ahora nadie.
- "Viernes":
- Marta y Denis volvían a estar juntos sentados en sus pupitres. Denis seguía recibiendo comentarios e insultos por parte de sus compañeros de clase pero no le afectaban porque sabía que tenía a Marta y eso le daba fuerzas.
Al sonar el timbre Marta le propuso que se vieran por la tarde sobre las cuatro para poder presentarle a Alexandra y Adri.
Denis llegó a casa.
- ¿Hola? – dijo él.
Nadie respondió. Abrió la puerta de la cocina. Sus padres estaban sentados alrededor de la mesa, quietos como estatuas. Ninguno de los dos se dignó a mirarle.
- Siéntate, anda. – dijo su padre.
Denis se sentó muy lentamente asimilando la bronca que le iba a caer.
- ¿Por qué nos haces esto, hijo? – dijo su madre aguantándose la cabeza con la mano y mirando hacia el mantel.
Su padre la tranquilizó pasándole el brazo por encima del hombro.
- Nos ha llamado la madre de Pau y nos ha contado todo lo que pasó el Lunes. – dijo su padre con una voz seria. - ¿Quieres darnos un disgusto o qué?
- Me estaban molestando mucho y solo por diversión.
- Eso no justifica que les hayas de tirar una silla y darle un puñetazo a Pau, tu mejor amigo, o a sus compañeros.
- Ya no lo es, me ha dejado de lado.
- Y tu le has pegado un puñetazo, no me extraña que te haya traicionado. – dijo su padre.
- ¿Pero qué te has creído? – dijo su madre – No sabes la vergüenza que he pasado cuando el director del instituto me lo ha confirmado.
- ¿A vosotros no os ha pasado nunca? – preguntó Denis.
- No y doy gracias. – dijo su padre levantando la voz.
- ¿No crees que eres un poco mayorcito para rabietas? – añadió su madre.
Denis se levantó de la silla y se dirigió a su cuarto y tras de si dio un portazo.
Sus padres tenían razón pero él no se arrepentía del todo de lo ocurrido, más bien se alegraba puesto que gracias a ello Pau y él ya no eran amigos y para rematar había conocido a Marta.
Tenía la mente nublada, estaba contrariado. Se puso a escuchar Enter Shikari. Aun que el volumen de la música estaba bastante alto, podía oír a sus padres discutiendo
Denis se planteó su futuro, ¿acabaría siendo un esclavo como todo el mundo?
Las cuatro de la tarde llegaron pronto, Denis sabía que tenía que quedar con Marta pero no sabía dónde así que tomó la iniciativa y la llamó.
- ¿Si?
- Hola Marta. ¿Dónde quedamos?
- En el parque de Bellresguard a las cuatro y media.
- Vale, nos vemos allí en media hora.
- Adiós.
Denis colgó y siguió con sus cosas, seguidamente se arregló un poco y salió de casa.
De camino vio a Pau viniendo hacia él acompañado de sus “amigos” cabroncetes. ¡Mierda, mierda, mierda pensaba Denis. Ya le habían visto así que siguió avanzando, no tenía alternativa. Salir corriendo sería un gesto de cobardía demasiado descarado. No sabía si seguir mirando al frente con la cabeza alta o evitarles y mirar al suelo, le hervía la sangre. No tenía ganas de repartir leña en medio de la calle además tenía prisa.
- ¡Nenaza! – gritó uno de ellos.
- Anda pero si es el rabias éste. – añadió otro.
Todos rieron al unísono como si hubiesen ensayado durante horas esa patética escena.
Denis volvía a sentir la corazonada de matarles. Os metería un balazo o una puñalada a cada uno de vosotros, o incluso dos depende de la ilusión que me haga pensaba él.
- A ver si eres tan chulo en la calle como en el insti, gilimierdas.
Denis no podía más, apretaba los dientes lo más fuerte que podía ya que de un momento al otro les soltaría una paliza. Denis empezó a avanzar cada vez más rápido. El corazón le latía muy deprisa pero algo le frenó en seco. Marta apareció por detrás de ellos.
Última edición por Neki el Dom Oct 16, 2011 11:35 am, editado 21 veces
Re: Reescrito ADAM [9/x]
Hola!
Me lo he leído XD
Bueno, es el inicio, así que no me ha dicho mucho, esperaré a que subas lo que sigue para comentarte más a fondo
Me lo he leído XD
Bueno, es el inicio, así que no me ha dicho mucho, esperaré a que subas lo que sigue para comentarte más a fondo
Re: Reescrito ADAM [9/x]
Markelo escribió:Hola!
Me lo he leído XD
Bueno, es el inicio, así que no me ha dicho mucho, esperaré a que subas lo que sigue para comentarte más a fondo
Muchísimas gracias por leerme ^^
Tengo 2 partes más, las iré subiendo.
Re: Reescrito ADAM [9/x]
¡Buena serie! Un poco oscura, puede...
Lunes hizo que se me caiera una lagrimita...
Lunes hizo que se me caiera una lagrimita...
Re: Reescrito ADAM [9/x]
estaba al final cuando la chica de internet llama a denis por celu, luego actualice y zaz, puros puntitos!
¿lo borraste?
me habia enganchado
que paso? ._.
¿lo borraste?
me habia enganchado
que paso? ._.
Re: Reescrito ADAM [9/x]
soap-man escribió:estaba al final cuando la chica de internet llama a denis por celu, luego actualice y zaz, puros puntitos!
¿lo borraste?
me habia enganchado
que paso? ._.
Pensaba que no valía la pena seguir escribiendo... Pero si te has enganchado me animaré a seguir escribiendo!!
Re: Reescrito ADAM [9/x]
Bien, ahora esta completamente leido y pueo comentar como se debe :B
he aqui mi comentario :
he aqui mi comentario :
- Spoiler:
- la historia me gusto mucho, pocas me enganchan asi.
al principio, Denis lo considere algo petulante, como si fuera el tipico chico chulo que no acepta ayuda de nadie y esas cosas, pero lo que me mantuvo leyendo fue la insistencia de Marta y el ver como el personaje de Denis evoluciona en la historia, de a poco, se vuelve un personaje interesante y eso esta muy bien llevado
ademas, los personajes en si son bastante curiosos, pero me parecen pocos, por ahora, esta Denis, Marta, la chica de internet (la que mas curiosidad da o.o) y Pau, aunque este ultimo es un pelmaso XD
el resto son puros canis o abusivos adictos al cigarro :B
la narracion me encanto, me gusta cuando se narran pequeños detalles que le dan un toque mas bonito al escrito, lo cual no aburre en la lectura, al igual que el volumen de estos, tiene el volumen justo para no hacerte perder el interes y motivar a leerte todo de un viaje.
en fin, mucho muy bueno o.o
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